Morelia, Michoacán, 2 de noviembre de 2025.– Han pasado más de 14 horas desde el asesinato del presidente municipal de Uruapan, Carlos Manzo Rodríguez, y el país parece repetir el mismo guion: un crimen atroz, un silencio político y una sociedad desgarrada por la impunidad.
Mientras miles de ciudadanos exigen justicia y seguridad, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo muestra en redes sociales un altar de Día de Muertos en Palacio Nacional, lo que ha desatado una ola de indignación digital.
Los comentarios en sus publicaciones reflejan el hartazgo de una población que se siente abandonada por sus autoridades.
En Michoacán, el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla también guarda silencio. Solo replicó el mensaje de condolencia emitido por la Fiscalía General del Estado, sin pronunciarse directamente ante los uruapenses.
El contraste es brutal: mientras un pueblo vela a su alcalde entre llanto y coraje, el gobierno responde con omisión.
Ramírez Bedolla fue incluso abucheado y expulsado del municipio por habitantes que, cansados de los homicidios, exigen que el Estado recupere el control y devuelva la paz.
