Policiaca

Elementos de Seguridad Pública denuncian malas prácticas de nuevos funcionarios

Michoacán vuelve a estar en alerta. No por resultados, sino por quiénes están tomando el control de la seguridad pública

El actual secretario de Seguridad Pública, Antonio Cruz Medina, concentra hoy un poder que —según mandos internos— rebasa por mucho su cargo. Su llegada y ascenso acelerado no se explican por méritos ni resultados, sino por respaldo político de alto nivel y alianzas que operan fuera del escrutinio público.

Fuentes dentro de corporaciones policiacas, que por obvias razones pidieron omitir sus nombres, aseguraron que Cruz Medina llegó al estado tras dejar Tijuana, donde su nombre fue señalado en mensajes del crimen organizado por presuntos abusos y extorsiones. En lugar de investigarse, esos señalamientos quedaron atrás y aquí fue impulsado hasta la cúspide.

Hoy, aseguran, decide nombramientos, controla operativos y mueve piezas tanto en la SSP como en áreas clave de la Fiscalía, mientras el fiscal Carlos Torres Piña mantiene un silencio que ya genera inquietud.

A esto se suma su parentesco político con Félix Hernández, exfuncionario ampliamente señalado por corrupción y abusos, lo que refuerza la percepción de que las mismas redes siguen intactas.

Mientras los cargos se reparten entre padrinazgos y compromisos, Michoacán sigue pagando el precio: extorsiones, desapariciones, territorios bajo control criminal y una ciudadanía que desconfía incluso de quienes portan uniforme.

La pregunta es inevitable:
¿quién manda realmente en la seguridad de Michoacán… y a quién están protegiendo?, aseguraron los elementos.

Aunado a lo anterior, manifestaron su preocupación porque los elementos de la policía de caminos, han sido mantenidos sin hacer nadan-al menos de tres regiones-; todos los días están en las instalaciones de la SSP, en tanto que los pertenecientes al agrupamiento de motos, trabajan prácticamente sin descanso.

Lo anterior, consideraron, además de ser una violación al derecho de cualquier trabajador, los pone en severo riesgo ante un posible enfrentamiento con delincuentes, porque están agotados por las largas jornadas que cuben.

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